La piedra angular de la terapia de oxigenación es la creencia de que toda enfermedad humana, incluyendo el cáncer, es causada por un déficit de oxígeno en los tejidos (hipoxia). Según sus proponentes, la hipoxia produce una fermentación anaeróbica, una pérdida de capacidad para la desintoxicación oxidativa de toxinas y productos metabólicos ,
Hiperbárico significa "relacionado con, que produce, que opera u ocurre a presiones mayores que la presión atmosférica normal". [1] Ya en la década de 1600, los facultativos variaban la presión atmosférica en sus intentos de curar. Henshaw, un pastor protestante británico, utilizó un sistema de fuelles de órganos para ajustar la presión dentro de una cámara sellada llamada domicilium [2]. El principio simplista detrás de su uso era que las condiciones agudas responderían a presiones atmosféricas elevadas, mientras que las condiciones crónicas se beneficiarían con presiones reducidas.