La semana pasada se publicó (julio 2019) el estudio epidemiológico más grande de este tipo y se concluyó, una vez más, que el autismo se debe principalmente a los genes y que el componente ambiental del riesgo de autismo es mucho menor. No es sorprendente que, una vez más, los antivacunas no hayan querido escuchar ese mensaje.
Publicado en: Science Based Medicine
Publicado en: Verifinotas