Me extraña que a finales de julio haya escrito sobre cierto fármaco que se ha promocionado como una "cura milagrosa" para la COVID-19 ya desde marzo. Me refiero, por supuesto, a la hidroxicloroquina, un antipalúdico que además tiene efectos inmunomoduladores que lo hacen también útil para tratar diversas enfermedades autoinmunes, como el lupus eritematoso sistémico. Es un medicamento que, a pesar de la falta de evidencia de su eficacia contra la enfermedad y de la continua publicación de estudios (negativos) para ponerla a prueba, simplemente no deja de estar ahí. En verdad, la hidroxicloroquina es el Jason Voorhees de las drogas, al menos con respecto al COVID-19. Después de cada nuevo estudio que muestra su ineficacia, siempre parece resucitar, igual que Jason siempre regresa para otra ronda de asesinatos después de aparentemente haber muerto al final de la película anterior.

La hipótesis de que los medicamentos antipalúdicos podrían ser tratamientos efectivos para la COVID-19 se originó en Wuhan, China, durante la fase inicial de la pandemia en enero. Allí, investigadores chinos informaron que ninguno de sus 80 pacientes con lupus eritematoso que tomaban hidroxicloroquina se infectaron con SARS-CoV-2. Como resultado de eso y de la vieja evidencia de actividad antiviral de estos medicamentos, hubo interés en usar dichos medicamentos antipalúdicos para tratar la COVID-19. (Claro, no importa que los pacientes inmunosuprimidos sean exactamente los pacientes que más probablemente seguirán asiduamente las recomendaciones de las autoridades de salud pública durante una pandemia.) Se registraron varios ensayos clínicos y, basado en informes anecdóticos y pequeños ensayos clínicos (la mayoría aún no publicados), el gobierno chino publicó en febrero un consenso de expertos recomendando CQ o HCQ para pacientes con COVID-19. Poco después, varias naciones siguieron su ejemplo. A partir de ahí, un "científico rebelde y valiente" de Francia, Didier Raoult, se aferró a la droga como la "respuesta" a la pandemia de COVID-19, publicando estudios ridículamente malos que afirmaban demostrar su eficacia. "Tech bros" (N del T,  son los multimillonarios recientes resultado del crecimiento de las compañías de alta tecnología)  como Elon Musk descubrieron las afirmaciones sobre la hidroxicloroquina y la mala ciencia de Raoult, lo que llevó a Donald Trump a tuitear favorablemente sobre su estudio y, finalmente, a que la Administración Federal de Drogas (FDA, por sus siglas en inglés) emitiera una Autorización de Uso de Emergencia (EUA, por sus siglas en inglés) para el fármaco como tratamiento de la COVID-19.

Desde entonces, ha habido un goteo constante de estudios negativos sobre la hidroxicloroquina; algunos estudios observacionales, pero, cada vez más, muchos son ensayos clínicos aleatorizados, como la publicación de un ensayo clínico controlado aleatorizado del fármaco como profilaxis posexposición, que resultó completamente negativo. A esto le siguieron dos más: primero, un ensayo español de profilaxis posterior a la exposición, que también fue negativo. Luego estuvo el ensayo de recuperación del Reino Unido, que no logró encontrar beneficios de la hidroxicloroquina en pacientes hospitalizados tratados con el fármaco, lo que llevó a la revocación de la desafortunada EUA original de la FDA.

Aun con todo el peso de la evidencia en contra que se ha acumulado, por alguna razón, durante la semana pasada los defensores de la hidroxicloroquina como tratamiento para la COVID-19 han redoblado esfuerzos. Uno pensaría que se escabullirían y harían como que la evidencia en contra no se ha acumulado. Para citar a John Belushi: "¡Pero nooooo!" No, tienen que insistir. Veamos dos ejemplos. El primero es particularmente decepcionante, ya que involucra a un aparentemente respetado epidemiólogo. El segundo no lo es tanto, ya que involucra a la peculiar "sociedad" médica conocida como la Asociación de Médicos y Cirujanos Estadounidenses (AAPS), un grupo que aparece en este mismo blog más de una vez.

Harvey Risch: Defendiendo la hidroxicloroquina con mala ciencia

Generalmente soy un gran admirador de la epidemiología y de los epidemiólogos. Después de todo, gracias a la epidemiología sabemos que fumar tabaco causa cáncer y que las vacunas no causan autismo, síndrome de muerte súbita del lactante, enfermedades autoinmunes, diabetes u otras afecciones y enfermedades atribuidas a las vacunas por los antivacunas. La epidemiología también nos permite  a fin de cuentas determinar quién tiene mayor riesgo de enfermedad grave, complicaciones y muerte por COVID-19, y usar esa información para afinar la respuesta de salud pública a la pandemia y desarrollar intervenciones adicionales. Así que ayer me rasqué vigorosamente la cabeza cuando vi un artículo de opinión en Newsweek de Harvey Risch, MD, PhD, profesor de epidemiología en la Escuela de Salud Pública de Yale titulado “La clave para derrotar al COVID-19 ya existe. Necesitamos empezar a usarla”. ¿Cuál es esta “clave” de la que habla Risch? La hidroxicloroquina. No, en serio, no estoy bromeando. Él habla de lo que comencé a llamar la "acupuntura de la pandemia de COVID-19":

Como profesor de epidemiología en la Escuela de Salud Pública de Yale, he escrito más de 300 publicaciones revisadas por pares y actualmente ocupo puestos directivos en los comités editoriales de varias revistas líderes. Por lo general, estoy acostumbrado a defender posturas dentro de la corriente convencional de la medicina, por lo que me ha desconcertado descubrir que, en medio de una crisis, estoy luchando por un tratamiento que los datos respaldan plenamente pero que, por razones que no tienen nada que ver con una comprensión correcta de la ciencia, se ha dejado de lado. Como resultado, decenas de miles de pacientes con COVID-19 están muriendo innecesariamente. Afortunadamente, la situación se puede revertir fácil y rápidamente.

Me refiero, por supuesto, al medicamento hidroxicloroquina. Cuando este económico medicamento oral se administra muy temprano en el curso de la enfermedad, antes de que el virus haya tenido tiempo de multiplicarse sin control, ha demostrado ser muy eficaz, especialmente cuando se administra en combinación con los antibióticos azitromicina o doxiciclina y el suplemento nutricional zinc.

A estas alturas de la pandemia, con ensayos clínicos doble ciego, aleatorizados y controlados que comienzan a publicarse mostrando, todos y cada uno de ellos, hasta ahora, que la hidroxicloroquina no ofrece ningún beneficio frente a la COVID-19 (los discutiré en breve), digamos que estoy desconcertado al descubrir, en medio de una crisis, que un aparentemente respetado epidemiólogo está luchando por un fármaco que muy probablemente no funciona, basado en evidencia anecdótica y de baja calidad, cuando se dispone cada vez más de evidencia de una calidad mucho mayor y de hecho la mayor parte de la evidencia observacional ha sido negativa, con un caso atípico notable. Estoy aún más desconcertado al descubrir que Newsweek le dio a este epidemiólogo una plataforma para promover este argumento, en particular dado que lo basó principalmente en un comentario y una revisión que él escribió en mayo, que es básicamente historia antigua por lo que toca a la base de evidencia para la hidroxicloroquina.

A continuación, Risch apela a la autoridad, la suya y la de una revista de epidemiología:

El 27 de mayo publiqué un artículo en el American Journal of Epidemiology (AJE) titulado "Tratamiento ambulatorio temprano de pacientes sintomáticos y de alto riesgo con COVID-19 que debería incrementarse inmediatamente como clave para la crisis pandémica". Ese artículo, publicado en la principal revista de epidemiología del mundo, analizó cinco estudios que demostraron beneficios claros y significativos para los pacientes tratados, además de otros estudios muy extensos que demostraron la seguridad de los medicamentos.

Este tipo de apelación a la respetabilidad de una revista científica solo me hace reír estos días. Revistas mucho más prestigiosas que la AJE han publicado anteriormente basura absoluta, por ejemplo, la publicación de The Lancet de la serie de casos de Andrew Wakefield y ese terrible estudio de Surgisphere sobre la hidroxicloroquina en mayo. Podría continuar y nombrar muchos otros artículos malos o incluso fraudulentos en muchas otras revistas, pero en su lugar me referiré a Retraction Watch para una muestra. El punto es muy sencillo. Ser publicado en una revista respetada no es garantía de calidad ni de que el estudio sea correcto. De hecho, a menudo señalo que las revistas de más alto perfil, las que publican la investigación más “bleeding edge” (demasiado novedosa y de alto riesgo), probablemente tienen una tasa más alta de estudios que resultan ser erróneos, porque eso es lo que sucede en el “bleeding edge” de la ciencia. Seguramente el eminente Profesor Risch lo sabe, pero de todos modos hace su llamado.

Como el Profesor Risch hizo referencia a su propio artículo de opinión en AJE, pensé que tenía que echarle un vistazo. En este punto me molesté muchísimo con Newsweek porque no había un enlace directo al artículo, lo que me obligó a dar el paso adicional de buscar en Google su título y encontrar el artículo. ¡Por favor, Newsweek, es el 2020! ¡No hay excusa para no incluir un enlace directo a la fuente y no la ha habido durante al menos una década! Por cierto, aquí está el enlace directo. Aquí me gustaría también señalar que el profesor Risch está en el comité editorial de la AJE, un hecho convenientemente omitido en su artículo de opinión de Newsweek pero que es muy relevante, dado que los miembros del comité editorial pueden ejercer mucha influencia sobre lo que se publica en una revista.

Al leer el artículo, me sorprendió lo débiles que eran los argumentos. El Profesor Risch básicamente intenta comparar la hidroxicloroquina con el remdesivir, del que hablé hace casi tres meses, cuando se anunciaron los resultados del primer ensayo clínico aleatorizado (ECA), en esencia, mediante un comunicado de prensa. Y, ¿saben qué? ¡Tampoco estoy tan impresionado con la evidencia de la eficacia del remdesivir contra la COVID-19!

Lo gracioso es que, hasta hace poco, los adoradores de la hidroxicloroquina afirmaban que el fármaco sería eficaz contra la COVID-19 en pacientes hospitalizados gravemente enfermos y luego, a medida que se acumulaban pruebas de que no lo era, cambiaron al argumento de que debe darse lo antes posible para que funcione. Claramente, existe un doble rasero aquí que el Profesor Risch no está reconociendo. (No quisiéramos sugerir que se están cambiando las reglas del juego, ¿verdad?) Además, su argumento es inválido, simple y llanamente. Si un medicamento inhibe fuertemente la replicación del coronavirus, no hay razón para que no pueda ser eficaz tanto en la fase avanzada de la enfermedad como en la fase temprana, o incluso como tratamiento profiláctico para prevenir la infección. Es cierto que podría no funcionar tan bien (o en absoluto) en todas esas situaciones, e incluso es cierto que es poco probable que un solo tratamiento funcione igual de bien (o no) en todas esas situaciones clínicas, pero no hay una razón científica a priori para hacer la declaración general de que un tratamiento no puede ser útil en ambas situaciones.

Pensémoslo así. El síndrome de dificultad respiratoria aguda hospitalaria que pone en peligro la vida, causado por el SARS-CoV-2, se encuentra en un continuo de enfermedad de la infección ambulatoria sintomática, no es una enfermedad completamente diferente. En cualquier caso, también estoy de acuerdo en que, debido a que el remdesivir no ha sido estudiado en uso ambulatorio, su uso en pacientes ambulatorios actualmente no está tan bien apoyado, pero, por otro lado, actualmente es solo un medicamento intravenoso, lo que hace de este argumento más bien un “hombre de paja” y falaz por irrelevancia.

El resto del artículo del Profesor Risch en la revista AJE es un verdadero galope de Gish de estudios cuidadosamente seleccionados. Curiosamente, se basa en gran medida en "estudios" no controlados y series de casos de dos estafadores, Didier Raoult y Vladimir Zelenko. En varias ocasiones he escrito sobre Didier Raoult, un "rebelde valiente" y creyente fiel en su combinación de hidroxicloroquina y azitromicina, y un bravucón, comenzando con su estudio verdaderamente execrable que afirma que su combinación de hidroxicloroquina y azitromicina eliminó el coronavirus en todos los pacientes. Ninguno de estos estudios fue controlado o aleatorio. Increíblemente, el Profesor Risch cita la serie de casos de Raoult de 1,061 pacientes con COVID-19 como si no fuera algo más que particularmente poco informativo e inútil para evaluar si su combinación de fármacos es eficaz contra la COVID-19. Los resultados publicados como preimpresión tampoco son más útiles ni convincentes.

Sin embargo, eso no es lo más vergonzoso del artículo del Profesor Risch. Esto lo es:

El primer estudio de HCQ + AZ (24) fue controlado pero no aleatorizado ni ciego, e involucró a 42 pacientes en Marsella, Francia. Este estudio mostró un beneficio 50 veces mayor de HCQ + AZ frente al estándar de atención, con un valor p = 0.0007 En el estudio, seis pacientes progresaron, interrumpieron el uso de medicamentos y abandonaron el ensayo antes de la medida de resultado planificada para el día 6 de depuración viral nasofaríngea obtenida con hisopo. El nuevo análisis de los datos sin procesar del estudio realizado en otros lugares (25) y por mí mismo muestra que incluir a estos seis pacientes no cambia mucho ese beneficio 50 veces mayor. Lo que sí cambia la magnitud del beneficio es la presentación con infección asintomática o del tracto respiratorio superior, frente a infección del tracto respiratorio inferior; esta última reduce la eficacia a la mitad, 25 veces frente al tratamiento estándar. Esto muestra que, cuanto antes se utilicen estos medicamentos, mayor será su eficacia, como se esperaría en una enfermedad respiratoria viral en fase temprana. La fecha promedio del inicio de uso de medicamentos en este estudio fue al cuarto día de los síntomas. Este estudio ha sido criticado por varios motivos no relacionados con la ciencia, pero la crítica más destacada es la falta de aleatorización en los grupos de control y de tratamiento. Esta es una crítica científica general válida, pero no representa la experiencia epidemiológica en este caso. Si el estudio hubiera mostrado un beneficio doble o quizás triple, se podría postular que la magnitud del resultado se produjo debido a las diferencias entre los sujetos y los grupos por la falta de aleatorización. Sin embargo, el beneficio de 25 o 50 veces encontrado en este estudio no se puede atribuir a una falta de aleatorización como la única razón para una magnitud de beneficio tan grande. Además, el estudio mostró un beneficio significativo 7 veces mayor entre tomar HCQ + AZ o HCQ solamente, con valor p = 0.035, que no puede explicarse por las características diferenciales de los controles, ya que compara un grupo de tratamiento con otro, y los sujetos tratados que recibieron AZ tenían una neumonía más avanzada que los sujetos tratados que recibieron HCQ solamente, lo que de otra manera debería haber conducido a peores resultados. El estudio también se ha descrito como "pequeño", pero esa crítica solo se aplica a los estudios que no encuentran significación estadística. Una vez que un resultado ha superado el hallazgo casual plausible, una mayor significación estadística no contribuye a la evidencia de la causalidad (26).

Me costaba creer que un genuino profesor de epidemiología en una escuela tan respetable como Yale pudiera escribir semejantes tonterías. El estudio al que se refiere es Gautret et al., un estudio tan espantoso, tan lleno de fallas (y tal vez incluso fraudulento), que fue arrastrado de manera bastante apropiada en el Twitter médico y científico durante días y semanas después. Que el Profesor Risch cite tal abominación de la ciencia les dice todo lo que necesitan saber de él.

Posteriormente, el Profesor Risch cita a Vladimir Zelenko. No, en serio, un epidemiólogo citando una serie de casos poco ética que ni siquiera se había publicado en mayo. El enlace que proporciona en la cita es un enlace a una página de Documentos de Google que ya no existe y a la que se accedió por última vez en abril. Sospecho que probablemente se trataba de la misma hoja de cálculo de pacientes que Zelenko publicó a principios de abril y que se veía así. Me inclino a pensar que el comentario del Profesor Risch no fue revisado por pares, porque si un revisor de pares de AJE permite que un autor cite un enlace a un documento de Google y lo llame un "informe de dos páginas", su revisión por pares apesta y su editor debería avergonzarse de sí mismo por publicar esto. La evidencia de Zelenko es tan mala que cualquiera que la cite en serio debería ser objeto de burla.

El cuarto estudio citado por el Profesor Risch es el estudio de Prevent Senior realizado en Brasil. Este también fue un estudio pésimo, como lo describe Elisabeth Bik. No hubo aleatorización ni buena documentación de si los pacientes realmente tenían COVID-19 o no. Los dos grupos comparados no estaban igualmente enfermos y no se enumeraron las razones de las hospitalizaciones y las muertes. Además, el estudio fue realizado por una compañía de seguros en Brasil que estaba promocionando su aplicación de telemedicina para COVID-19:

Dr Gaetan Burgio, MD, PhD.

Ahora, hay otros problemas con este estudio.

1/El estudio clínico fue registrado hace 2 días y todavía no están reclutando.

2/ ¡El estudio lo lleva a cabo una compañía de seguros que ha promovido su aplicación de telemedicina en Brasil! Así que les interesa demostrar la eficacia de la telemedicina contra COVID-19. El que no hayan declarado conflicto de interés es una mofa. [Captura de pantalla de la declaración de intereses]

 

Pero regresemos al artículo de opinión de Newsweek:

Desde la publicación de mi artículo del 27 de mayo, siete estudios más han demostrado un beneficio similar. En una extensa carta de seguimiento, también publicada por AJE, hablo de estos siete estudios y renuevo mi llamado al uso temprano inmediato de la hidroxicloroquina en pacientes de alto riesgo. Estos siete estudios incluyen: 400 pacientes de alto riesgo adicionales tratados por el Doctor Vladimir Zelenko, con cero muertes; cuatro estudios con un total de casi 500 pacientes de alto riesgo tratados en clínicas y hogares de ancianos en Estados Unidos, sin muertes; un ensayo controlado de más de 700 pacientes de alto riesgo en Brasil, con riesgo significativamente reducido de hospitalización y dos muertes en 334 pacientes tratados con hidroxicloroquina; y otro estudio de 398 pacientes emparejados en Francia, también con un riesgo de hospitalización significativamente reducido. Desde que se publicó mi carta, cada vez más médicos me han informado sobre su uso completamente exitoso.

Esto es doloroso de leer. En serio, ¿este es un epidemiólogo? Aparentemente sí, pero es un epidemiólogo que confunde correlación con causalidad:

Más allá de estos estudios de pacientes individuales, hemos visto lo que sucede en grandes poblaciones cuando se usan estos medicamentos. Estos han sido "experimentos naturales". En el estado de Pará, en el norte de Brasil, las muertes por COVID-19 estaban aumentando exponencialmente. El 6 de abril, la red de hospitales públicos adquirió 75,000 dosis de azitromicina y 90,000 dosis de hidroxicloroquina. A lo largo de las siguientes semanas, las autoridades comenzaron a distribuir estos medicamentos a las personas infectadas. A pesar de seguirse presentando nuevos casos, el 22 de mayo la tasa de mortalidad comenzó a desplomarse y ahora es aproximadamente un octavo de lo que era en su punto crítico.

Un experimento natural inverso ocurrió en Suiza. El 27 de mayo, el gobierno nacional suizo prohibió el uso ambulatorio de hidroxicloroquina para COVID-19. Alrededor del 10 de junio, las muertes por COVID-19 aumentaron cuatro veces y permanecieron elevadas. El 11 de junio, el gobierno suizo revocó la prohibición y el 23 de junio la tasa de mortalidad volvió a ser la de antes. Las personas que mueren por COVID-19 viven entre tres y cinco semanas desde el inicio de los síntomas, lo que hace que la evidencia de una relación causal en estos experimentos sea sólida. Ambos episodios sugieren que una combinación de hidroxicloroquina y sus medicamentos complementarios reduce la mortalidad y debe adoptarse de inmediato como el nuevo estándar de atención en pacientes de alto riesgo.

Un estudiante de epidemiología introductoria debería ser capaz de desmontar el argumento anterior. Este es el tipo de argumento que plantean los antivacunas, como que la expansión del calendario de vacunas a principios de la década de 1990 fue seguida por un aumento en la prevalencia del autismo, o afirmaciones de que las naciones con más vacunas en su calendario recomendado tienen tasas de mortalidad infantil más altas. La pregunta que debemos hacernos es: ¿qué más sucedió cuando la droga mágica hidroxicloroquina fue entregada a Pará o quitada de Suiza? Pero, no. Cualquier cambio en la mortalidad por COVID-19 que observemos seguro se debe a la droga mágica. Además ¿cuál es cuál? ¡Pensé que la adición de azitromicina, zinc o doxiciclina a la hidroxicloroquina era importante!

Me divierte que el mismo día que el Profesor Risch publicó su artículo de opinión en Newsweek, el New England Journal of Medicine publicó un ensayo clínico de 667 pacientes con COVID-19 de leve a moderado aleatorizados para recibir placebo o hidroxicloroquina (¡incluso con y sin azitromicina!), cuyo resultado principal era el estado clínico a los 15 días. ¿Adivinan cuál fue el resultado? (Claro, sabía que adivinarían.) Fue completamente negativo. Pero ¡un momento! Ya puedo ver al Profesor Risch respondiendo con la observación de que se trataba de un ensayo en pacientes hospitalizados. Ya habíamos hablado de esto. Hace una semana se publicó otro ensayo controlado aleatorio de hidroxicloroquina en la revista Clinical Infectious Diseases.Fue un ensayo español de 293 pacientes no hospitalizados con COVID-19 leve, exactamente el tipo de estudio que quería el Profesor Risch. ¡Y adivinen qué pasó! Fue negativo. No se observó ningún beneficio con HCQ más allá de la atención habitual. Es cierto que ambos estudios tenían una debilidad significativa, a saber, que ambos eran de etiqueta abierta, pero los ensayos aleatorizados abiertos siguen siendo mucho mejores en términos de determinar la eficacia de un fármaco que cualquiera de los pésimos estudios observacionales citados por el Profesor Risch para argumentar que todo el mundo debería recibir hidroxicloroquina ahora. Incluso se podría argumentar que los ensayos no tenían el poder estadístico suficiente para detectar efectos más pequeños, pero el Profesor Risch no afirma tener efectos pequeños sobre la mortalidad. ¡Él afirma que la hidroxicloroquina representa un cambio radical que podría salvar cientos de miles de vidas!

Entra en juego la AAPS

Los lectores habituales probablemente estén familiarizados con una organización conocida como la Asociación de Médicos y Cirujanos Estadounidenses (AAPS) y su revista, la Revista de Médicos y Cirujanos Estadounidenses (JPANDS). Básicamente, la AAPS es una organización de defensa de extrema derecha / libertaria disfrazada de sociedad profesional médica. Cuando descubrí este grupo por primera vez, noté que era más o menos una fusión entre un grupo de derecha similar a la John Birch Society y una sociedad médica, y que traficaba con la desinformación más vil sobre las vacunas (por ejemplo, que el síndrome del bebé sacudido es un "mal diagnóstico" de lesiones causadas por vacunas, y la reciente afirmación de Andrew Wakefield de que la vacuna contra el sarampión resultará en una extinción masiva de humanos), propaganda antiinmigrante, negación de la ciencia climática, culpar al aborto del cáncer de mama utilizando una "ciencia" execrable, y más, como la afirmación de que la radiación de la fractura del reactor de Fukushima es buena para usted. La AAPS ve a los médicos como una especie de rebeldes valientes míticos que no son parte de las masas, cuya autonomía total y casi divina nunca debe ser violentada por el gobierno ni por nadie y rechaza incluso el concepto de consenso científico sobre cualquier cosa. (El primer Secretario de Salud y Servicios Humanos de Donald Trump, Tom Price, es miembro de la AAPS). A principios de este año, incluso presentó una demanda para proteger su "derecho" a promover desinformación antivacunas.

Como era de esperar, la AAPS está de acuerdo en considerar la hidroxicloroquina como una "cura milagrosa" para COVID-19, ¡hasta el punto de que incluso ha demandado a la FDA! (Aquí están las presentaciones original y de seguimiento.) Y aquí viene la parte divertida:

La AAPS presenta ante el tribunal un cuadro que muestra cómo los países que fomentan el uso de HCQ, como Corea del Sur, India, Turquía, Rusia e Israel, han tenido mucho más éxito en la lucha contra la COVID-19 que los países que han prohibido o desalentado el uso temprano de HCQ, como lo ha hecho la FDA. La semana pasada, la FDA incluso engañó al público al declarar falsamente que la HCQ no debería usarse para tratar la COVID-19, cuando múltiples estudios muestran sus beneficios y miles de pacientes han sido tratados con éxito en todo el mundo.

“La interferencia con el acceso público a la hidroxicloroquina está perturbando nuestros procesos políticos”, señala el asesor general de la AAPS, Andrew Schlafly. "Quizás eso es lo que algunos quieren, para disuadir a los estadounidenses de asistir a convenciones políticas e incluso de votar, pero es inconstitucional que la FDA infrinja estos derechos constitucionales bloqueando el acceso a este medicamento seguro".

Aquí está la tabla:

No, en serio, esa es la tabla. También tengo muchas preguntas y observaciones:

  • Este es un grupo relativamente pequeño de países. No hay evidencia de que hayan sido seleccionados al azar. ¿Sobre qué base fueron seleccionados para este cuadro? Sospecho que aquí hubo selección a conveniencia.
  • Dado que la hidroxicloroquina no estaba (y todavía no está) probada, cualquier adopción masiva de la droga probablemente siguió a un aumento en las muertes y los casos, y casi con certeza fue un paso que se tomó después de otras medidas como confinamientos, mayor número de pruebas, distanciamiento social, etc. ¿No es probable que la adopción de la hidroxicloroquina se incrementara después de que las muertes / casos de estos países alcanzaron su punto máximo y después de que tomaron otras medidas conocidas que redujeron las mediciones de las tasas de mortalidad (como pruebas más numerosas y extensas)?
  • Más importante aún, probablemente hay docenas de otros factores que se correlacionan con “el país comienza a administrar hidroxicloroquina a pacientes con COVID-19 en grandes cantidades”. En otras palabras, ¿cuáles son los factores de confusión?

Todo este “análisis” (si se le puede llamar así) me recuerda mucho a la época en que los antivacunas publicaron un estudio realmente espantoso que “correlacionó” el número de vacunas recomendadas en el calendario de vacunas de un país con la tasa de mortalidad infantil del país.

Tampoco se puede evitar notar que la AAPS también ha afirmado falsamente que las máscaras y el distanciamiento social no son efectivos para reducir la propagación de la COVID-19. Entonces, por supuesto, no es posible que sean las diferentes políticas con respecto a los confinamientos, las pruebas y el rastreo de contactos lo que explique las diferencias en las tasas de mortalidad entre países. Por supuesto, la AAPS tiene que encontrar otra "razón" para explicar las diferencias entre naciones. Naturalmente, siendo quien es la AAPS, eligieron a conveniencia una muestra relativamente pequeña de países para hacer una correlación e inferir una causalidad incorrectamente.

En resumen

La hidroxicloroquina es la acupuntura de la pandemia de COVID-19. ¿Qué quiero decir con esto? Como la acupuntura, la hidroxicloroquina es una intervención con una plausibilidad previa muy baja (aunque, para ser justos, la plausibilidad previa de la acupuntura es mucho menor incluso que la de la hidroxicloroquina) cuyos adoradores se comportan como los adoradores de la acupuntura cuando se trata de evidencia. Creen que su tratamiento mágico funciona; así que, al igual que los acupunturistas, tienden a restar importancia a la evidencia acumulada de ensayos doble ciego controlados por placebo y apuntan a estudios observacionales de calidad mucho más pobre, mientras ponen excusas como estas, descritas para una situación similar, el uso de la vitamina C para tratar el cáncer:

(como se puede ver en este hilo de tweets)

Mark Hoofnagle @MarkHoofnagle ·Apr 6

un pequeño estudio, pero realizado de manera cuidadosa, con resultados completamente opuestos al (tambien pequeño) estudio por el tipo que actua como un estafador. Hmmm. Pienso que este efecto "antiviral inespecífico" de HCQ y AZ suena mas como frijoles mágicos.

Quote Tweet

Carlos del Rio  @CarlosdelRio7 · Apr 5

No hay evidencia de aclaramiento antiviral rápido o un efecto beneficio clínico con la combinación de hidroxicloroquina y azitromicina en pacientes con # COVID19 severo. Siempre es bueno leer algo escrito por el destacado @jmmolinaparis, esta es una "lectura obligada" https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0399077X20300858

Mark Hoofnagle @MarkHoofnagle ·Apr 6

Pero si nos habla de un fenómeno interesante: el de los médicos que parecen estar dispuestos a sacrificar credibilidad para llamar la atención del público con un trabajo descuidado. El comportamiento es bastante irritante, y estoy seguro de que la defensa contra los estudios negativos serán acusaciones de persecución y conspiración.

 

Mark Hoofnagle @MarkHoofnagle ·Apr 6

El recorrido habitual e inevitable será (igual que los errores de vit C) que la terapia "milagrosa": 1. Solo funciona si se administra temprano (la excusa de la ventana perdida) 2. Solo funciona en el subconjunto clínico 'x' 3. Solo funciona con dosis más alta (cuando un poco falla, da más!) .


Mark Hoofnagle @MarkHoofnagle ·Apr 6

4. Es inmune al estudio de los académicos porque son propiedad de la industria farmacéutica y no se puede ganar dinero con los genéricos 5. 6. No funciona para tratar enfermedades graves, sino simplemente la progresión de la enfermedad (ventana perdida modificada)...

Mark Hoofnagle @MarkHoofnagle ·Apr 6

6. No se puede estudiar más, asi asi que golpear la mesa, gritar que la eficacia está establecida y es un crimen no intentarlo porque podría salvar algunas vidas que simplemente no sabemos cuáles. 7. Le gustaría que se usara en * su * ser querido si tiene la oportunidad de salvar su vida.

Mark Hoofnagle @MarkHoofnagle ·Apr 6

Básicamente, un sinfín de excusas seguidas de gritos y luego un chantaje emocional. Ya sabes, como lo hacen los científicos..

(n del t: pueden consultar el hilo original dr tweeter aquí )

Debido a que me centro en la evidencia y en la ciencia cuando se trata de la toma de decisiones médicas, siempre reconozco que aún es posible que se descubra que la hidroxicloroquina tiene alguna actividad contra la COVID-19, aunque es cada vez más claro que, de existir actividad alguna, probablemente será muy modesta y su detección requerirá ensayos clínicos extensos, hasta el punto en el que probablemente será clínicamente insignificante. Dicho esto, es sorprendente cuánto tienen en común los creyentes en la acupuntura, la vitamina C para tratar el cáncer y la hidroxicloroquina para tratar la COVID-19. También es angustioso lo mucho que se parece la droga al villano de una película de terror. No importa cuántas veces parezca haber muerto, siempre revive.


Traducido por Carlos Romero
Revisión: Samantha McDermott