Esta mujer recurrió a los saunas vaginales para tratar un prolapso vaginal por recomendación de su “médico tradicional chino”, a quien recurrió mientras estaba en lista de espera para la cirugía. El prolapso vaginal ocurre cuando los músculos y ligamentos del suelo pélvico se estiran y debilitan, por lo que dejan de proporcionar un sostén adecuado para el útero. Las causas del prolapso vaginal se relacionan en la mayoría de los casos con el embarazo y el parto, aunque también inciden factores tales como la edad, sobrepeso y la post-menopausia. En casos graves, este padecimiento requiere cirugía. La mujer del caso presentó quemaduras de segundo grado tras sentarse en cuclillas encima de un recipiente con agua hirviendo por más de 20 minutos. Era la segunda vez que realizaba este “tratamiento”,  el cual puso en riesgo su vida y retrasó la posibilidad de ser sometida a una cirugía reconstructiva por el prolapso vaginal que padecía. La conclusión del caso es que los médicos y clínicas deben “estar alertas ante estos tratamientos alternativos que están disponibles para las mujeres y advertir y aconsejarlas para evitar daños potenciales”, afirma la Dra. Robert 

Los saunas o duchas vaginales de vapor consisten en sentarse sobre agua caliente con una mezcla de hierbas; se puede hacer en casa o en salones y “spas”. Esta práctica ganó popularidad hace algunos años, cuando fue promovida por la actriz estadounidense Gwyneth Paltrow en su sitio GOOP. “Goop” pasó de ser un blog de moda y belleza para convertirse en un lucrativo negocio de venta de todo tipo de productos y servicios, incluyendo muchos que atentan contra la salud, tales como los mencionados saunas vaginales,  huevos de jade, piquetes de abejas para combatir las arrugas, desintoxicación con leche de cabra para eliminar parásitos intestinales y un larguísimo etcétera de alternativas pseudocientíficas que son fraudulentos. Podría parecer increíble, pero el sitio tiene más de un millón de visitas al mes. El perfil del usuario de los suscriptores de Goop indica que se trata de mujeres de 25 a 45 años con ingresos anuales superiores a los 60,000 dólares (más de 100,000 pesos mensuales) en EU, Canadá y Europa. Recientemente la modelo Christine Teigen también se ha vuelto promotora de los saunas vaginales y hasta compartió su fotografía en redes sociales (Instagram y Twitter), pocos días después de dar a luz, realizando  esta práctica y expresando su satisfacción al sentir que su “vagina se disuelve” (lo que sea que eso signifique). 

En GOOP y en la publicidad de los saunas vaginales (también llamadas, vaporización vaginal, duchas de vapor vaginales, “Chai-yok”,  “v-steaming” o “yoni steaming”) afirman que son prácticas ancestrales de culturas Asiáticas, Africanas y Mayas para “desintoxicar la vagina”. Los médicos refutan esta idea y señalan que las vaporizaciones vaginales son peligrosas. El furor de esta práctica  surgió en 2015 cuando Paltrow compartió su experiencia en un spa de Los Ángeles, CA.: “La primera vez que probé el v-steaming fue como una locura. Fue increíble. Investigué y es una medicina Coreana que se ha usado por miles de años y además tiene propiedades curativas reales”. Su publicación pronto se hizo viral y su sitio empezó a recomendar spas y salones, vender los sillones y la mezcla de hierbas, como ella misma lo expresó: “Es una solución ganar-ganar”. Es importante señalar que los saunas vaginales o vaporización vaginal no son duchas vaginales propiamente.

 ¿Qué son las duchas vaginales?

Son lavados o irrigaciones al interior de la vagina con agua u otros líquidos. Pueden realizarse con productos comerciales  que en su mayoría, incluyen agua, vinagre, bicarbonato de sodio y yodo; aunque también hay recomendaciones para prepararlas en casa, usando yogurt, pepino, hierbas y ajo. Esta práctica es diferente a las medidas de higiene normales que consiste en lavarse la parte exterior de la vagina y la vulva con jabón suave durante el baño. Las mujeres que usan las duchas vaginales expresan su deseo de sentirse “frescas y limpias”, que eliminan residuos de menstruación  y les dan sensación de seguridad, porque “aumentan su autoestima”. Una de cada 4 mujeres entre 15 y 44 años en Estados Unidos utiliza duchas vaginales (Oficina para la Salud de la Mujer), a pesar de que los médicos no recomiendan su uso. El lavado de la vagina por irrigación ha sido asociado con una mayor incidencia de infecciones vaginales, infecciones de transmisión sexual, enfermedad pélvica inflamatoria y embarazos ectópicos. Un estudio reciente de la Universidad de Texas añade que las duchas vaginales pueden aumentar el riesgo de infección por Virus del Papiloma Humano (VPH), el cual puede causar cáncer cérvico-uterino. Otro estudio encontró un vínculo significativo entre las duchas y el cáncer ovárico; si bien los resultados de estos últimos estudios no han sido concluyentes, sí manifiestan que la práctica de las duchas vaginales no es inocua. De acuerdo con el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) los lavados vaginales desequilibran el balance de bacterias de la vagina y pueden alterar la acidez del tracto genital, cambiando la composición bacteriana y provocando la propagación de bacterias dañinas. El Dr. Ronald Lamont, del Colegio Real de Obstetras y Ginecólogos de Reino Unido afirma: “No se me ocurre ninguna circunstancia en la que las duchas vaginales puedan ser útiles”.

¿Qué es la vaporización vaginal?

En la mayoría de los casos, consiste en sentarse en cuclillas en una especie de “trono” o silla pequeña que tiene un orificio, debajo del cual se coloca un recipiente con agua hirviendo y una mezcla de hierbas. Algunos de ellos tienen una especie de hornillo o anafre donde se coloca carbón ardiente para mantener la temperatura. Debe mantenerse esa posición de 20 a 45 minutos y envolver el cuerpo en una manta de “fibras naturales” para incrementar la “sensación de sanación y descanso”. La intención es dirigir el vapor a los labios vaginales que “son un tejido muy poroso y permite absorber sustancias que liberan hierbas vaporizadas, que son llevadas a todo el cuerpo por el torrente sanguíneo”. Supuestamente el vapor de hierbas llega a la vulva, vaporiza la vagina (por la posición) y llega al torrente sanguíneo y al útero. Hay una cantidad enorme de sitios de internet en todo el mundo  que ofrecen o promueven el uso de la vaporización vaginal como terapia alternativa, atribuyéndole cualquier tipo de beneficio: místicos, emocionales, biológicos, sexuales, etc. La mezcla de hierbas que se utiliza es variada y adaptada a la botánica de la región: artemisa (ajenjo), lavanda, perejil, romero, hierbas chinas, orégano, pétalos de rosa, albahaca, caléndula, tomillo, manzanilla menta, hierbabuena… ¡hasta marihuana!. Algunos sitios naturópatas incluyen recomendaciones como: “Lo ideal es comprar todas las hierbas en tiendas naturistas, libres de tóxicos químicos como el glifosato”, así como el consabido “Consulta a tu Médico”, agregando que puede ser un experto en naturopatía, chamán, experto en herbolaria o partera.

 Algunos de los supuestos beneficios (y que más adelante veremos que son falsos) que prometen son: aliviar el prolapso vaginal, los calambres uterinos (también llamados “entuertos”), el estrés, fatiga, depresión, dolores de cabeza, las molestias por menstruación y menopausia; disminuir fibromas y quistes de ovarios, resequedad vaginal; rebalancear las hormonas femeninas, regular los ciclos menstruales irregulares y promover la limpieza y desintoxicación. Además ofrece algunos beneficios menos orgánicos, tales como ayudar a la liberación de energía, otorga un poder sanador y antibiótico, y “absorber la energía de radiación infrarroja”, limpiar y dar “buen aroma” a la vagina y finalmente, aumenta el “empoderamiento”. 

El pseudo-tratamiento puede realizarse en casa o acudir a un spa. Los costos van de los $75 a $100 dólares e incluyen la revisión ginecológica por una “experta”, (siempre del sexo femenino, por aquello del empoderamiento) y algunas de éstas se ostentan como médicos gineco-obstetras. Al igual que muchas prácticas similares y pseudoterapias, la vaporización vaginal,  cae en el concepto de “wellness”, término que se usa para definir “un equilibrio saludable entre los niveles mental, físico y emocional para lograr un estado de bienestar general”, adoptando un estilo de vida “consciente de vivir la vida a su máximo potencial”. El “wellness” lleva al uso de terapias místicas no probadas y generalmente de altos precios, aseveran ser saludables por el simple hecho de ser “ancestrales”, y que se han usado a lo largo de los siglos y ofrecen beneficios no específicos y  sin sustento. Estos son los argumentos preferidos de la mal llamada “medicina alternativa”, la naturopatía, y una gran cantidad de pseudociencias que se han implantado en el lenguaje común debido a su proliferación en redes sociales y medios de comunicación. Uno de sus preceptos favoritos es la necesidad de limpiar, desintoxicar y balancear el organismo. La falta de regulación de tratamientos de belleza y pseudoterapias ha permitido la dispersión y crecimiento de prácticas peligrosas y de ideas erróneas, difusión de temores y la venta de productos no probados, que además de caros son inútiles o pueden causar daños a la salud. 

Los expertos son muy claros: la vaporización vaginal no es recomendable, no es necesaria y puede ser peligrosa.

Para la Dra. Jen Gunter, la vaporización vaginal es en realidad una “vaporización de la vulva”. Critica fuertemente a Paltrow por su absoluta falta de conocimientos de anatomía. “Para que el vapor llegara a la vagina sería necesario tener los dedos dentro de la vagina, y separar sus paredes (como introduciendo un espéculo) y estar muy cerca del vapor o que éste se empuje por alta presión (como en el caso de la eyaculación). No hay forma posible de que el vapor llegue al útero, en cuyo caso tampoco tendría ningún beneficio”. El aire (frío o caliente) no llega mágicamente el útero. Ni siquiera el agua en la vagina puede ser succionada por el útero.

La vaporización puede afectar el balance saludable de bacterias y los niveles de pH, causando irritación, propiciar infecciones (como vaginosis bacteriana o candidiasis) e inflamaciones. Si bien es cierto que la vagina tiene mucha mucosa y que puede absorber medicamentos, se requiere que la dosis y el vehículo de entrega sea el correcto y el vapor no cumple con esos criterios. Las vaporizaciones o aerosoles pueden ser buenas para los pulmones, pero la vulva, la vagina y el útero son bastante deficientes en lo que se refiere a los mecanismos de intercambio de gases con el torrente sanguíneo. “No hay ninguna evidencia médica de los beneficios de la vaporización: ni limpieza, ni disminución de molestias en períodos menstruales, ni ayuda con la fertilidad” – afirma la Dra. Vanessa Mackay (vocera del Royal College of Obstetricians and Gynaecologist). "Es un mito que la vagina requiera limpieza o tratamiento especial. Basta solamente el uso de jabones suaves (sin perfume) en el área externa, en la vulva. La vagina tiene bacterias benéficas que están ahí para protegernos. La vagina y el útero, es decir, los órganos internos, no requieren limpiarse, son como un “horno que se auto-limpia”,  –dice la Dra. Jen Gunter. Se ha demostrado que las duchas son dañinas y que hasta el líquido seminal puede ser dañino (la exposición a múltiples parejas sexuales sin usar condón) y es un factor de riesgo para romper el balance del ecosistema vaginal. Los tractos reproductivos superiores e inferiores tienen complicados mecanismos para regular la salud local y éstos son muy fáciles de alterar.

“No se conoce el efecto del vapor en el tracto reproductivo inferior pero las cepas de lactobacilos que mantienen la salud vaginal son muy melindrosas respecto a su ambiente y elevar la temperatura con vapor o cualquier disparate infrarrojo, a los que se refiere Paltrow, no tiene beneficio y además es potencialmente dañino”- afirma Gunter. “Algunas cepas de lactobacilos son difíciles de cultivar en el exterior porque requieren de ese ambiente vaginal específico y su crecimiento en el laboratorio es casi imposible”. Además existe la posibilidad de que el vapor de las hierbas contenga sustancias volátiles que causen daños a los lactobacilos y a otros componentes del ecosistema, o microbiota, de la vagina. Las vaporizaciones irritan y pueden causar quemaduras en la delicada piel de la vulva (los órganos externos), que rodea la vagina. “La vagina es muy sensible y este tipo de quemaduras son dolorosas y difíciles de tratar” dice la Dra. Jennifer Wider, graduada de la Universidad de Princeton, experta en salud femenina, autora de varios libros. Las plantas que se utilizan en la vaporización vaginal, en particular el ajenjo y el romero no funcionan para “balancear hormonas”, porque esas plantas no son estrógeno ni progesterona. Aún si fueran fitoestrógenos  (lo que no se encuentra en ninguna literatura confiable) o tuvieran propiedades similares a éstos no podrían balancear a las hormonas femeninas. La artemisa o ajenjo es una hierba aromática usada en la “medicina tradicional” China y como un saborizante en la preparación de alimentos, por ejemplo en sopas o para amargar la cerveza antes de que se popularizara el lúpulo. Diversos estudios  muestran que los fitoestrógenos no mejoran los síntomas de la menopausia, ni disminuyan los bochornos. Los fitoestrógenos, sustancias derivadas de plantas con actividad estrogénica, pueden actuar como estrógenos en tejidos de laboratorio pero su efecto en el cuerpo humano no ha podido demostrarse. “Ninguna hierba, artemisa y romero incluidos, que sea vaporizada hacia la vulva o vagina, puede ni remotamente balancear ninguna hormona reproductiva, ni regular el ciclo menstrual, ni tratar la depresión. Ni siquiera si se vaporizara estrógeno se produciría tal efecto” – afirma la Dra. Gunter. 

De acuerdo con médicos alergólogos el polen de la artemisa es alergénico. El vapor se queda en la vulva, pero “si llegara a la vagina llevaría aire, lo cual no es recomendable”. Comúnmente se menciona a los rayos infrarrojos como un elemento de las vaporizaciones vaginales. Los rayos infrarrojos son un tipo de radiación electromagnética con longitud de onda mayor que la luz visible y menor que las microondas. Se caracterizan por sus efectos térmicos, pero no luminosos. Siendo la vagina un lugar oscuro, absorbería el calor de la energía infrarroja, pero no es necesario calentar la vagina pues ella misma se mantiene a la temperatura corporal de 37º, lo cual es perfecto. A temperaturas mayores se favorece el crecimiento de microorganismos indeseables como la cándida; algunas enzimas normales se vuelven lentas y se incrementa el flujo de sangre, lo cual causaría comezón en la vagina.

La vagina se encuentra naturalmente bien lubricada. Introducir agua en la vagina no hidrata las células, por el contrario, puede erosionar la mucosa y lavar aceites naturales, dejándola reseca y más propensa a irritación y lesiones como pequeñas cortadas o heridas. El pH de la vagina, la mezcla natural de bacterias que viven en ella, la mucosidad que está en la parte superior y que llega al útero, trabajan armoniosa y efectivamente para asegurar que los organismos dañinos del exterior no pasen hacia las trompas de Falopio. “El vapor o calor en la vagina proporciona un ambiente perfecto para las bacterias, causando infecciones como la  candidiasis” – continúa la Dra. Sneed. La piel vaginal es delicada, sensible y se puede dañar fácilmente. El vapor puede causar quemaduras e irritaciones. “La vagina está equipada para ajustarse ante cambios hormonales, cambios con el embarazo y parto, la edad y el ciclo menstrual. Es perfectamente capaz de mantener el balance adecuado de bacterias para mantenerse saludable.” La vagina no es responsable de regular el período menstrual, causar dolores de cabeza, detectar fibromas o determinar los temidos síntomas de la menopausia. “La vagina es perfecta tal cual es. La práctica de vaporizaciones es una forma de propagar la auto-imagen negativa femenina y que la vagina es un lugar sucio y desagradable” – puntualiza la Dra. Sneed.

Sauna Vaginal de lujo No obstante la evidencia en contra y de la inutilidad de la vaporización vaginal, existen médicos gineco-obstetras, como la Dra. Tosha Rogers, que recomiendan esta práctica. Rogers reconoce que no hay evidencia científica que apoye los supuestos beneficios de la vaporización, pero afirma que son seguros si se realizan correctamente.  Dice que “la medicina herbolaria merece el mismo respeto que la medicina farmacéutica. Las hierbas son potentes y funcionan, pero si no están prescritas correctamente pueden causar catástrofes”. Afirma que ella realiza vaporización vaginal en su consultorio usando una selección de 23 diferentes hierbas Chinas, que ha investigado los efectos de cada una de ellas, sus beneficios para la salud sexual y reproductiva y prepara mezclas personalizadas para cada paciente. Sugiere que quienes la practiquen se informen de la combinación de hierbas que recibirán y los beneficios esperados “Estar bien informadas no hace daño, hay que ser una consumidora”. Advierte, sin embargo, que el vapor puede ser peligroso y causar quemaduras.

 Dana Oliver, una usuaria satisfecha de las vaporizaciones vaginales en VSpotMediSpa, en Nueva York,  y reporta su experiencia a The Hufftington Post. Recurrió a los saunas vaginales porque buscaba el “empoderamiento femenino, que desintoxican y rejuvenecen la vagina, mediante la combinación de sanación holística y la medicina occidental”. Describe las instalaciones como muy lujosas y cálidas. Refiere que llenó un formulario sobre su salud médica y sexual y fue atendida por una médica ginecóloga; le dieron una cómoda bata de felpa color púrpura. Explica cómo se tendió en una mesa como las de exploración, con las piernas como si le fueran a practicar un examen de Papanicolaou. Colocaron un paquete de hierbas que venía sellado y contenía rosas, lavanda y artemisa en un tubo plástico, conectado a una máquina de vapor. Señala que “la posición es crucial para que el vapor llegue a la vagina y no cause quemaduras. El tubo no penetra ni está en contacto con la vagina”, con una sábana blanca sobre sus piernas crearon un túnel, durante los 20 minutos que duró el tratamiento. Reporta que su experiencia fue fantástica: el olor a cítricos y lavanda,   sentir pulsaciones en su vagina, sintió la piel más hidratada o con un calor agradable, por la estimulación del flujo sanguíneo en la zona baja. Pagó $100 dólares por el tratamiento, incluyendo la revisión ginecológica. A pregunta expresa de si lo recomendaría, dice: “Lo recomiendo especialmente porque no es doloroso y es perfecto para mujeres como yo que no les importa gastar en tratamientos de belleza que nos haga sentir bien y además el v-steam hasta podría revigorizar mi energía sexual”.


 Una buena forma de empoderamiento es conocer la anatomía femenina y conociendo la diferencia entre vulva y vagina.  La vaporización vaginal, que en realidad es solo de la vulva, no tiene ningún beneficio, más que el efecto placebo, que se incrementa mientras más dinero cuesta el tratamiento, y en el peor de los casos puede causar erupciones y quemaduras”,- dice la Dra. Gunter.  Agrega que la “mejor forma de relajar la vagina, es teniendo un orgasmo”.

En resumen, la mayoría de los expertos recomiendan no usar la vaporización vaginal por los riesgos de quemaduras e infecciones que representa, además de que ninguno de los beneficios prometidos ha sido probado  científicamente y la mayoría de ellos pueden desmentirse con facilidad y un poco de conocimiento médico. El único beneficio posible y atribuible es el efecto placebo. Personalmente se me ocurren muchos efectos placebos similares en los que invertir $2,000 pesos, sin correr riesgos de quemaduras e infecciones, sin posturas incómodas  y teniendo experiencias más agradables.

 Referencias

    • Helen Robert y Ann Lethaby. “Fitoestrógenos para síntomas vaso-motores de menopausia”. Maturitas Vol. 78, Artículo 2, Pags. 74-81.

(https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0378512214001236)

    • Phill Brooke, Liz Witney. Physiotherapy in women’s health. Tidy’s Physiotherapy, 15ª Edición, 2013.

    • Ann Robinson. “Lo siento Gwyneth Paltrow, pero vaporizar tu vagina es una mala idea”  The Guardian. Vida y Estilo. Enero 30, 2017

https://www.theguardian.com/lifeandstyle/2015/jan/30/sorry-gwyneth-paltrow-but-steaming-your-vagina-is-a-bad-idea

 

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Articulo corregido 1/09/2919. Agradecemos a Irela Romero por sus comentarios.


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