Los radicales libres son átomos o grupos de átomos que tienen al menos un electrón desapareado, lo cual los hace altamente reactivos. Tales sustancias promueven la oxidación beneficiosa la cual produce energía y mata bacterias invasoras. Sin embargo, en exceso, pueden producir una nociva oxidación capaz de dañar las membranas celulares y el contenido celular. Se sabe que las personas que comen cantidades adecuadas de frutas y verduras con alto contenido de antioxidantes tienen una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares, así como de ciertos padecimientos oncológicos y de cataratas. Las frutas y verduras son ricas en antioxidantes, pero no se sabe qué factores de la dieta son responsables de los efectos benéficos. Cada planta contiene cientos de fitoquímicos (sustancias químicas de los vegetales) cuya presencia se dicta por factores hereditarios. Solo una investigación a largo plazo bien diseñada puede determinar si alguno de estos productos químicos, tomado en forma de pastilla, pudiera ser útil para prevenir algún padecimiento.

Los fitoquímicos con propiedades antioxidantes más publicitados han sido la vitamina C, la vitamina E y el betacaroteno (que el cuerpo convierte en vitamina A). Existe evidencia de que la vitamina E puede ayudar a prevenir la aterosclerosis al interferir con la oxidación de las lipoproteínas de baja densidad (LDL), un factor asociado a un mayor riesgo de enfermedades del corazón. Sin embargo, la vitamina E también tiene un efecto anticoagulante el cual puede promover un sangrado excesivo. En 1993, la revista "The New England Journal of Medicine" publicó dos estudios epidemiológicos en los cuales se encontró que las personas que ingerían suplementos de vitamina E tenían menos muertes por enfermedades cardíacas [1,2]. Estos estudios no probaron que tomar vitamina E fuera útil ya que no descartaron los efectos de otros factores del estilo de vida ni consideraron las tasas de muerte por otras enfermedades. Además, otros estudios han tenido resultados contradictorios. La única forma de resolver científicamente esta cuestión es realizando estudios clínicos doble ciego a largo plazo que comparen a los consumidores de vitaminas con los no consumidores y se verifiquen las tasas de mortalidad por todas las causas.

Los estudios clínicos han sido decepcionantes

Hasta ahora, la mayoría de los resultados en los ensayos clínicos han sido negativos. El primer ensayo comparó los efectos de la vitamina E (alfa-tocoferol), betacaroteno y un placebo entre los fumadores empedernidos. Los investigadores no encontraron ningún beneficio de la vitamina E, de hecho se halló un 18% más de cáncer de pulmón entre los que recibieron betacaroteno. Además, la tasa global de muerte de los receptores de betacaroteno fue un 8% más alta, y los que tomaron vitamina E tuvieron una mayor frecuencia de Eventos Vasculares Cerebrales de tipo hemorrágico [3]. En 1997, los investigadores informaron acerca del efecto de la vitamina E o el betacaroteno en la incidencia de ataques cardíacos o muerte en sujetos que habían tenido un ataque cardíaco previo (infarto de miocardio). El informe abarcó a 1,862 hombres de 50 a 69 años a los que se les dio un seguimiento promedio de 5.3 años. Estos individuos recibieron suplementos dietéticos de o bien alfa-tocoferol (50 mg / día), o bien betacaroteno (20 mg / día), o si no ambos o un placebo. Hubo de forma significativa más muertes por enfermedad coronaria entre los que tomaron suplementos de betacaroteno y una tendencia hacia más muertes (aunque no lo suficiente como para ser estadísticamente significativa) en el grupo de vitamina E [4].

El segundo estudio no encontró evidencia de que la ingesta de suplementos con vitamina C, vitamina E o betacaroteno previniera el cáncer colorrectal [5]. El tercer estudio, que dio seguimiento a 22,000 médicos por 12 años, no encontró diferencias en las tasas de cáncer o enfermedades cardiovasculares entre usuarios y no usuarios de betacaroteno [6]. El cuarto ensayo, el cual probó una combinación de betacaroteno y vitamina A, fue detenido luego de cuatro años ya que parecía que los consumidores de suplementos que fumaban tenían un 28% más de incidencia de cáncer de pulmón y un 17% más de mortalidad [7].

A mediados de la década de 1990, un ensayo clínico doble ciego descubrió que la ingesta de altas dosis de vitaminas C , E y betacaroteno no reducían las probabilidades de obstrucción arterial luego de una angioplastia coronaria con balón. Los pacientes tomaron probucol (un fármaco para reducir el colesterol), o probucol más los tres antioxidantes, o bien los antioxidantes solos, o un placebo. Más de 200 pacientes completaron el estudio sin violaciones del protocolo. Los pacientes de los grupos de antioxidantes recibieron 30,000 UI de betacaroteno, 500 mg de vitamina C y 700 UI de vitamina E dos veces al día. Todos los pacientes recibieron aspirina, que se sabe que reduce la incidencia de obstrucción arterial por su efecto antiagregante plaquetario. Luego de seis meses, las tasas de angioplastia repetida fueron del 11% en el grupo de probucol, del 16,2% en el grupo de tratamiento combinado, del 24,4% en el grupo de multivitaminas y del 26,6% en el grupo de placebo [8].

Otro estudio involucró a 2,545 mujeres y 6,996 hombres de 55 años o más que tenían un alto riesgo de eventos cardiovasculares debido a que tenían historial de enfermedades cardiovasculares o diabetes, además de otro factor de riesgo. Estos pacientes fueron asignados al azar para recibir 400 UI de vitamina E natural o un placebo equivalente durante un promedio de 4.5 años. No hubo diferencias significativas en ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares o muerte entre los grupos de vitamina E y placebo. La conclusión a la que llegaron los investigadores fue de que "en pacientes con alto riesgo de eventos cardiovasculares, el tratamiento con vitamina E durante una media de 4.5 años no tiene un efecto aparente sobre los resultados cardiovasculares". [9]

En otro estudio, se probó a la aspirina, la vitamina E y el betacaroteno en la prevención del cáncer y las enfermedades cardiovasculares con 39,876 mujeres de 45 años o más. Entre los asignados de forma aleatoria para recibir 50 mg de betacaroteno o un placebo en días alternos, no hubo diferencias estadísticamente significativas en la incidencia de cáncer, enfermedad cardiovascular o tasa de muerte general después de una mediana de dos años de tratamiento y dos años de seguimiento[10].

EL médico Charles Hennekens, quien participó en dos de los estudios anteriores, ha señalado que incluso si los antioxidantes pudieran proporcionar los beneficios sugeridos por los estudios epidemiológicos, dejar de fumar y otros factores del estilo de vida tendrían un efecto mucho mayor en las tasas de cáncer de pulmón y enfermedad coronaria [11]. En 1998, The Medical Letter concluyó así:

    • Los beneficios por tomar altas dosis de vitamina E aún no se han establecido.
    • No existe evidencia convincente de que tomar suplementos de vitamina C prevenga alguna enfermedad.
    • Nadie debería tomar suplementos de betacaroteno en dosis altas [12].

      Poco tiempo después, se publicó un estudio que podría explicar por qué dosis muy altas de betacaroteno parecían aumentar las tasas de cáncer de pulmón entre los fumadores. El estudio se realizó en hurones, que metabolizan el betacaroteno de manera similar a los humanos. Los investigadores del Centro de Investigación de Nutrición Humana Jean Mayer USDA en la Universidad de Tufts informaron que las cantidades excesivas almacenadas en los pulmones se oxidaron en sustancias que disminuyeron un supresor de tumores y aumentaron un promotor de tumores en los pulmones de los animales. Los hurones fueron divididos en cuatro grupos. Uno recibió betacaroteno y se le expuso al humo de cigarro equivalente a un ser humano fumando 1,5 paquetes por día. Otros dos grupos recibieron el suplemento o la exposición al humo, y un grupo de control no recibió ninguno. El primer grupo tuvo los cambios premalignos más fuertes [13].

      Dos estudios han encontrado que los antioxidantes pueden interferir con la acción protectora de los medicamentos destinados a mejorar los niveles de colesterol.

        • Un estudio de 1 año de 153 pacientes encontró que los suplementos de vitamina C, vitamina E, betacaroteno y selenio pueden interferir con la capacidad de la simvastatina (Zocor) y la niacina para elevar los niveles de HDL de pacientes con niveles de HDL anormalmente bajos. Los pacientes que recibieron antioxidantes y medicamentos tuvieron un aumento promedio de HDL del 18%, mientras que los pacientes que recibieron medicamentos solos incrementaron un 25%. Sin embargo, el HDL2-C, un componente del HDL que se cree que explica gran parte del beneficio cardioprotector del HDL, aumentó en un 42% con los fármacos solos, pero no cambió en los pacientes que también recibieron antioxidantes [14]. Aunque el estudio fue pequeño, arroja más dudas sobre el valor acerca de la ingesta de suplementos con antioxidantes [15].
        • Un estudio controlado doble ciego de 3 años de 160 pacientes con enfermedad arterial coronaria significativa y niveles bajos de HDL encontró que aquellos que recibieron niacina y simvastatina tuvieron menos ataques cardíacos y una leve regresión de las lesiones coronarias, según lo medido por angiografía. Sin embargo, los pacientes comparables que recibieron solo antioxidantes (vitaminas E y C, betacaroteno y selenio) no tuvieron ningún beneficio, y los pacientes que recibieron los antioxidantes además de niacina y simvastatina obtuvieron peores resultados que aquellos que recibieron únicamente la combinación de niacina y simvastatina. Los investigadores creen que el efecto negativo se debió a bloquear un aumento de HDL2, el cual habría tenido un efecto cardioprotector [16]. Un editorial adjunto señaló que "aunque el estudio refuta por completo las afirmaciones de que otras combinaciones de tratamientos antioxidantes son útiles en poblaciones distintas, los hallazgos se suman al creciente cuerpo de evidencia de que ciertos regímenes antioxidantes suplementarios tienen un beneficio limitado en pacientes con enfermedades cardiovasculares". [17]

        En 1999, el comité de nutrición de la Asociación Estadounidense del Corazón emitió un informe científico acerca de las relaciones entre los antioxidantes y las enfermedades cardíacas. La declaración concluyó:

        Una cuantiosa evidencia actualmente sugiere que los oxidantes están involucrados en el desarrollo y la expresión clínica de la enfermedad coronaria y que los antioxidantes pueden contribuir a la resistencia de las enfermedades. De acuerdo con este punto de vista, hay evidencia epidemiológica que indica que una mayor ingesta de antioxidantes se asocia con un menor riesgo de enfermedad. Aunque este aumento en la ingesta de antioxidantes generalmente ha involucrado un mayor consumo de alimentos ricos en antioxidantes, algunos estudios observacionales recientes han sugerido la importancia de niveles de vitamina E que únicamente se pueden alcanzar ingiriendo suplementos. Actualmente no existe tal evidencia en estudios de prevención primaria, pero los resultados en estudios de prevención secundaria han demostrado efectos beneficiosos de los suplementos de vitamina E en algunos criterios de valoración de la enfermedad. Por el contrario, los ensayos que abordan directamente los efectos de los suplementos de betacaroteno no han mostrado efectos beneficiosos y algunos han sugerido efectos perjudiciales, particularmente en subgrupos de población de alto riesgo.

        Bajo la perspectiva de estos hallazgos, la recomendación más prudente y científicamente sustentable para la población en general es consumir una dieta balanceada con énfasis en frutas y verduras ricas en antioxidantes, así como cereales integrales. Este consejo, que es consistente con las pautas dietéticas actuales de la Asociación Americana del Corazón, considera el papel de la dieta en forma global para influir en el riesgo de enfermedad. Aunque la dieta por sí sola pueda no proveer los niveles de vitamina E que se han asociado con el riesgo más bajo en algunos estudios observacionales, la ausencia de datos de eficacia y seguridad de ensayos aleatorios impide establecer recomendaciones para la población general en lo que respecta a la ingesta de vitamina E. En el caso de la prevención secundaria [protección de personas que se sabe que tienen enfermedad de las arterias coronarias], los resultados de los ensayos clínicos de vitamina E han sido alentadores y, si más estudios confirman estos hallazgos, estaría justificado sin consideramos los méritos de la ingesta de suplementos de vitamina E en personas con enfermedad cardiovascular. [18]

        En 2003, los investigadores de la Clínica de Cleveland concluyeron que la ingesta con suplementos a largo plazo de vitamina E o betacaroteno no ha demostrado ser benéfica para prevenir las enfermedades cardiovasculares. Para llegar a esta conclusión, analizaron siete ensayos controlados aleatorios de tratamiento con vitamina E y ocho de tratamiento con betacaroteno, en los cuales todos incluyeron al menos 1,000 pacientes. La dosis comprendía de 50 a 800 UI de vitamina E y de 15 a 50 mg de betacaroteno; y el seguimiento varió de 1,4 a 12,0 años. Los ensayos de vitamina E involucraron a un total de 81,788 pacientes, y a 138,113 los ensayos de betacaroteno. Comparado con el tratamiento de control, la vitamina E no aumentó la tasa de muerte en general ni disminuyó significativamente el riesgo de muerte cardiovascular o accidente cerebrovascular. El betacaroteno provocó un aumento pequeño pero significativo en general de muertes y un ligero aumento en muerte cardiovascular. Por tanto, aunque la evidencia epidemiológica ha sugerido que estos suplementos antioxidantes pueden ser beneficiosos, los ensayos clínicos han hallado lo contrario [19].

        En 2004, después de revisar sus resultados, el Consejo de Nutrición, Actividad Física y Metabolismo de la Asociación Estadounidense del Corazón concluyó que los antioxidantes tienen poco o ningún valor probado para prevenir o tratar las enfermedades cardiovasculares. El Comité determinó lo siguiente:

          • De nueve estudios sobre vitamina E y enfermedades cardiovasculares (ECV), cinco no mostraron ningún efecto sobre los eventos de ECV, tres mostraron efectos beneficiosos y uno mostró un efecto negativo.
          • De cuatro estudios de betacaroteno, tres no mostraron efectos sobre las ECV y uno mostró un efecto negativo.
          • De cinco estudios de "cócteles" antioxidantes, dos no mostraron efectos y tres mostraron efectos negativos.
          • Dos estudios de las vitaminas E y C juntas mostraron efectos beneficiosos [20].

              En 2007, el equipo de la Colaboración Cochrane concluyó que los suplementos antioxidantes que se toman comúnmente pueden dar más daño que beneficios. Su revisión abarcó 68 ensayos controlados aleatorios con 232,606 participantes que tomaron varias combinaciones de betacaroteno, vitamina A, vitamina C, vitamina E y / o selenio o un placebo o no recibieron ninguna intervención [21]. Los revisores concluyeron:

                • No hubo evidencia convincente de que los suplementos antioxidantes tengan efectos beneficiosos sobre la tasa de mortalidad general.
                • En 47 ensayos con 180,938 participantes, los suplementos antioxidantes aumentaron la tasa de mortalidad de forma significativa.
                • El betacaroteno, la vitamina A y la vitamina E administrados solos o combinados con otros suplementos antioxidantes aumentan significativamente la mortalidad
                • Las funciones potenciales de la vitamina C y el selenio en la mortalidad requieren de más estudios.
                • Teniendo en cuenta que del 10% al 20% de la población adulta en América del Norte y Europa puede consumir los suplementos evaluados, las consecuencias para la salud pública podrían ser sustanciales.
                • Dado que el estudio examinó sólo la influencia de los antioxidantes sintéticos, sus hallazgos no deben ser aplicados a los efectos potenciales de comer frutas y verduras.

                      En 2014, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE. UU. Examinó si los suplementos dietéticos eran útiles para prevenir enfermedades cardiovasculares o cáncer. Llegaron a la conclusión de que no había pruebas científicas suficientes para evaluar el equilibrio entre los beneficios y los daños de tomar suplementos multivitamínicos, pero recomendó no tomar suplementos de betacaroteno o vitamina E [22].

                      En 2018, investigadores canadienses que evaluaron la literatura de 2012 a 2017 para juzgar si los suplementos antioxidantes podrían prevenir o tratar la enfermedad cardiovascular concluyeron lo siguiente:

                      Las mezclas de antioxidantes no parecieron beneficiar a las enfermedades cardiovasculares, pero podrían aumentar la mortalidad por cualquier causa en general. Ante la falta de más estudios, los datos actuales acerca del uso de suplementos refuerzan la recomendación de enfocarse en patrones dietéticos saludables, con una mayor proporción de alimentos vegetales en los que se pueden encontrar muchas de estas vitaminas y minerales que son requeridos [23].

                      ¿Antioxidantes para la degeneración macular?

                      La investigación también ha analizado si tomar suplementos o comer alimentos ricos en antioxidantes puede proteger contra la degeneración macular relacionada con la edad (DMAE), un padecimiento en el cual la parte central de la retina se deteriora de modo que solo queda la visión periférica. Un equipo de investigadores australianos que siguió a 3.654 sujetos de 49 años o más no encontró una asociación estadísticamente significativa entre la DMAE y la ingesta dietética de caroteno, zinc o vitaminas A o C, ya sea de la dieta, los suplementos o de ambos [24]. Otros estudios publicados han obtenido resultados contradictorios, algunos encontraron correlaciones y otros no encontraron ninguna.

                      El estudio más elaborado es el Estudio de enfermedades oculares relacionadas con la edad (AREDS), un ensayo clínico de 11 centros patrocinado por el National Eye Institute y Bausch & Lomb. En 2001, los investigadores informaron sobre lo que les había sucedido a cerca de 3600 participantes del estudio de entre 55 y 80 años a quienes se les había dado seguimiento durante un promedio de 6,3 años. Los pacientes recibieron altas dosis de antioxidantes (500 mg de vitamina C, 400 UI de vitamina E, 15 mg de betacaroteno); 80 mg de óxido de zinc; los antioxidantes más zinc; o un placebo. Ningún beneficio fue hallado en pacientes con una probabilidad relativamente pequeña de progresión de DMAE. Cuando estos pacientes fueron excluidos del análisis, la probabilidad estimada de desarrollar DMAE avanzada fue del 28% con placebo, 23% con antioxidantes solos, 22% con zinc solo y 20% con zinc y antioxidantes. Los autores concluyeron que los pacientes con alto riesgo de progresión de la DMAE "deberían considerar tomar un suplemento de antioxidantes más zinc como el que se usó en este estudio". 25.

                      Promociones cuestionables

                      A pesar de los hallazgos negativos de la mayoría de los ensayos clínicos, muchos fabricantes continúan comercializando antioxidantes como si hubieran demostrado ser beneficiosos. Muchos también exageran mezclas de betacaroteno y otros carotenoides, que, según sugieren, pueden proporcionar los mismos beneficios que las frutas y verduras.

                      Se comercializan muchos tipos de píldoras descritas como "concentrados" de frutas y / o verduras. Sin embargo, no es posible condensar grandes cantidades de productos en una pastilla sin perder fibra, nutrientes y muchos otros fitoquímicos [26]. Aunque algunos productos contienen cantidades significativas de nutrientes, estos nutrientes se pueden obtener fácilmente a menor costo de los alimentos.

                      Desde la publicación del informe AREDS de 2001, se han comercializado muchos suplementos dietéticos a través de Internet para “promover''y / o“ preservar ”una visión saludable. El producto más ampliamente promocionado es Ocuvite PreserVision de Bausch and Lomb, que contiene las cantidades de betacaroteno, vitamina C, vitamina E y óxido de zinc que se utilizaron en el estudio. Sin embargo, The Medical Letter advirtió que a) la magnitud del efecto informado fue "modesta"; b) ningún dato sugiere beneficio alguno para las personas que no tienen DMAE o que solo tienen una enfermedad leve; y c) el aumento de la tasa de mortalidad por cáncer de pulmón en fumadores que tomaron betacaroteno en otros estudios es evidencia suficiente de que las altas dosis de vitaminas y minerales no son necesariamente inofensivas ". 27

                      En 2002, Pharmanex comenzó a promover su escáner biofotónico para medir "el nivel de antioxidantes en el cuerpo" cuando la mano de una persona se coloca frente al dispositivo. La prueba supuestamente mide el nivel de carotenoides. Poco después de que se anunciara su disponibilidad, tomé el “Cuestionario BioScan” en línea de la compañía, que incluía preguntas sobre mi dieta y mi ingesta de suplementos. Descubrí que, independientemente de las respuestas que diera, me recomendaron que me escaneara y que comenzará a usar uno de los productos antioxidantes de la compañía, los cuales son bastante caros. Sin embargo, hasta donde yo sé, ni el escáner ni los productos han demostrado mejorar los resultados de salud. Creo que tanto el escaneo como los productos son una pérdida de dinero.

                      Conclusión

                      Existe un consenso científico generalizado de que comer cantidades adecuadas de frutas y verduras puede ayudar a reducir la incidencia de enfermedades cardiovasculares y ciertos padecimientos oncológicos. Con respecto a los antioxidantes y otros fitoquímicos, la pregunta clave es si se ha demostrado que la suplementación es más beneficiosa que perjudicial. Hasta ahora, la respuesta es no, razón por la cual la FDA no permitirá que ninguna de estas sustancias sea etiquetada o comercializada con afirmaciones de que pueden prevenir enfermedades.

                       Referencias

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                        15. Kuller LH. A time to stop prescribing antioxidant vitamins to prevent and treat heart disease? Arteriosclerosis, Thrombosis, and Vascular Biology 21:1253
                        Atribución CC BY 

                        Traducción : Eduardo Fócil Némiga
                        Revisión : Javier Delgado Rosas